Energía sexual en la Mujer


En la sociedad actual la sexualidad ha sido vista con un enfoque poco certero, tanto en algunas corrientes espirituales, como en el acervo cultural común (esto es, televisión, educación sexual, etc.). La mayoría de las veces esta imbuida por  cierto grado de morbosidad, violencia, dolor o incluso, desprecio, porque es un aspecto de nosotros mismos  que no es aceptado o que es visto de manera simplista.
Sin embargo, esta visión no es más que una negación de nosotros mismos y del bello poder sanador que tiene nuestra sexualidad.
Lo primero es comprender que en este plano, la divinidad, su energía, su todo, asume dos formas esenciales, lo femenino (yin) y lo masculino (yang). Ambos aspectos son sagrados, y son parte de Uno, que a su vez es indivisible (perspectiva taoísta). Esta conciencia en la manifestación de la energía divina en la Tierra es la que nos permitirá desarrollarnos en nuestro camino de sanación y encuentro con el alma, porque es así como funciona la dialéctica espiritual y material aquí.
Como mujeres, poseemos ambas polaridades, pero la verdad es que nuestro cuerpo encarna lo Divino Femenino, aunque dentro de este mismo, este presente la polaridad de lo femenino y lo masculino nuevamente. Así funciona, tal como la noche tiene aspectos más oscuros, y otros más claros… no toda la noche es igual, progresa a lo largo de las horas, y por ende, contiene lo yin (noche más profunda) y lo yang (noche transitando al día).
Conscientes de esto, podemos comprender como es la energía en nuestro cuerpo de hombre o de mujer, generando una práctica armonizada con esta polaridad sagrada en la que estamos inmersos/as.
Los centros energéticos más importantes en la mujer son los pechos, los ovarios y el yoni (útero/vulva)… con ellos debemos trabajar constantemente, pues nos permiten aprender poco a poco a movilizar nuestra energía sexual por el cuerpo, transformándola en energía sanadora, y eventualmente, en nuestra vía de conexión con la divinidad, la diosa, el dios, el/la alma suprema (sin sexo, forma, solo alma). Es un camino de mucho compromiso, amor, devoción y entrega completa, que tiene sus tiempos y espacios que debemos respetar, sin apuros, en sintonía con los ritmos de la naturaleza: ciclos, vibraciones, espirales y movimientos diversos.
De acuerdo al yoga, es nuestro cérvix donde reside la kundalini, es decir, esa serpiente dormida que una vez nos prohibieron, pero que puede ser despertada, creciendo por nuestra columna y conectándonos con Lo/La Divino. De ahí que nuestra parte inferior, donde residen nuestros órganos sexuales, sea tan importante como nuestro chakra del tercer ojo y coronilla… forman una unión sagrada y divina, tal como la Madre Tierra y el Padre Cósmico en su Unión en Uno.
Un buen comienzo para ponernos en este camino, es colocar energía amorosa en nuestro pecho, útero, ovarios, vulva… ya que, esto le da otra vibración a la energía sexual: la vibración amorosa. Podemos sonreir a nuestros órganos, enviándoles dulzura, compasión y amor desde  nuestro corazón, así es como vamos transformando la energía sexual en energía sanadora, medicinal, espiritual.
Podemos activar nuestro caldero con una danza que movilice tu cintura, haciéndote consciente de la energía, y aprendiendo a  como moverla por tu cuerpo. Para esto la danza de vientre es maravillosa, pero también puedes sentir libremente, un día sola en casa con una música que despierte tu sensualidad, como fluyen desde tu útero los movimientos. Siempre poniendo el toque amoroso desde el corazón, y la sonrisa, que abre los tejidos de todo tu cuerpo al fluir de la energía.
Masajea tus pechos de forma amorosa y consciente de las sensaciones que vas teniendo. Enfócate en como se activa tu útero, ya que está profundamente conectado con tus pechos… la energía sexual se activa, y recuerda siempre ponerle el amor que viene desde ti misma. Envía este calor  que genera el masaje hacia tu útero y ovarios, experimentando una calidez y dulzura infinita por tu templo interno.              
Cuando hagas el amor (o autocultivo), abre tu corazón, conéctate con él, y actúa desde aquí, sintiendo hacia donde te moviliza su pulso amoroso. Es nuestro mejor guía a la hora de entregarnos a nosotras mismas o a otro ser.

Francisca o Seva de Alquimizando Tu Luna


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